domingo, 10 de febrero de 2013

Líos de noches.

“Pueden pasar 3000 años, puedo besar otros labios, seducir otras miradas pero nunca te olvidaré.  En cada paso que doy está escrita tu mirada, en cada caricia tus besos y en cada mirada tus ojos. Desde que te fuiste no hay cosa que no te traiga a mí, no consigo olvidarte.”
Si algo ha aprendido en toda en esta historia, a parte de llorar de dolor y de alegría, ha sido que los días de lluvia le traen suerte. Un frio día de enero, con un cielo roto, el destino junto a dos personas distintas, dispuestas a amarse y echarse de menos allí donde fueran. Situaciones escalofriantes, dolor, sonrisas falsas, dolor verdadero, esos contrarios que fueron necesarios para que se diese su amor.
Él un Casanova, conquistando a todas, sin importarle lo que dejaba roto. Ella, ideas claras, objetivos inmutables y sonrisas verdaderas, sin maldad. Cómo el agua y el aceite, dispuestos a encontrarse y convertirse en una persona con cada suspiro.
Distancias, mentiras, ilusiones rotas y sueños compartidos. Mensajes inesperados, caricias a ella y a muchas otras, y otra vez mentiras.